Guatemala es uno de los países que más nos han impresionado. No solo por sus paisajes, que desde luego son espectaculares, si no por sus habitantes. Nunca hemos conocido personas tan amables como en este país.
Aunque nuestra estancia allí ha sido más corta de lo que hubiésemos deseado. Aún así, hemos tenido tiempo suficiente para dejarnos cautivar por la calma y la alegría que invaden los pueblos y caminos del norte guatemalteco. Escapando del bullicio de las grandes ciudades y del ajetreo turístico de algunos puntos del país, decidimos dejarnos guiar por sus gentes para conocer pequeños pueblos y olvidados rincones, viajando en transportes de lo más pintoresco.
Por supuesto, no pudimos resistir el encanto de esos grandes atractivos que atraen a personas de todo el mundo. Así que pasamos unos días a orillas del lago Atitlán, donde descubrimos entusiasmados que Antoine De Saint-Exupéry, se inspiró en esas espectaculares vistas para escribir El Principito. Pudimos ver con nuestros propios ojos, mientras navegábamos el lago, la espectacular montaña Elefante-Boa. ¡¡A ver si lo encontráis en las fotos!!
Una de las cosas que más hemos disfrutado en este viaje a Guatemala ha sido la experiencia. Conseguimos subir a un volcán en activo, junto a un lugareño y varios niños que nos sirvieron de guía. Ellos aprovechaban la oportunidad, para llevarse algunos Quetzales por prestarnos sus caballos, cosa que consiguieron con éxito…